Una mente intempestiva

Solo a veces vacío ilusorio y silencioso tras una puerta corriente una ventana que rehúsa cerrarse  un café que ya dejó de esperar una guitarra que ha dejado de sonar una cama que no se ha vuelto a desordenar Así todo ha quedado, aunque al menos quedó aquí  sobran las manos pero faltan las caricias las paredes recuerdan y a veces olvidan hay eco de sollozos y eco de risas las paredes recuerdan dolor comienzan a olvidar cada vez más mucho más todo

Que me llevas y me traes, como salvaje océano Que te toco y me tocas con miedo a querer más Que tu pecho calienta y mi mano energiza No te vayas, no te quedes, ya no sé qué querer Yo te veo y me ves, pero no nos vemos Respírame y siénteme, que yo sigo allí A veces te quiero y no te quiero querer Pero siempre termino queríendote...queriéndote Me entregas, te entrego, entrego... Y allí, allí, siempre allí...ahogado, escondido, inerte.

Qué terrible la tormenta que lo arrebata todo Se han perdido ilusiones, se han perdido esperanzas Y ahora ¿qué ha quedado? Ha quedado la tierra limpia Las últimas gotas aún queman el suelo Pero allí quedó la tierra sabia No se sabe si acabó la tormenta No se sabe si será fértil  Pero allí quedó la tierra maltrecha Maltrecha, pero firme.

Porque será mi sombra la que acobije a los desamparados en busca de paz Porque mis ramas darán frutos al que le falte alimento Porque mis hojas jugarán con el viento hasta llegar a lo curiosos Porque mi tronco será recibidor de abrazos para los que se sientan solos Porque seré fuente de oxígeno para los que sientan asfixia Porque mis semillas se esparcirán en los campos de los desprotegidos Porque mis raíces sostendrán fuertemente al que quiera ver más allá Porque siendo árbol seguiré haciendo lo que mejor hago, quedarme.